Yo soy un mediocre, ¿y usted? Si, así de claro y la respuesta seguramente será que también, como la mayor parte de la humanidad, le pese a quien le pese. Eso sí, en nuestra mediocridad, seguramente tenemos aspectos, habilidades, talentos en los que destacamos por sobre la media. Y tal vez, la mayor diferencia radique en nuestra actitud, en nuestra confianza, en nuestra capacidad de trabajo, en nuestra tolerancia al ridículo, en nuestra capacidad de generar empatía, simpatía, alegría, ilusión, buena onda, optimismo, felicidad y en saber compartir.
Muchas personas asumirán mi aseveración como un insulto, nada mas lejos de mi intención, no es lo que pretendo, sino llamar la atención sobre el hecho de que solo una decena de millones de personas en el mundo tienen un grado intelectual superior y de ellos solo un puñado de miles son de esos con características superlativas. Personas que se destacan en casi todos los ámbitos académicos, gran capacidad de razonamiento, una memoria prodigiosa, aunque como seres humanos tendrán sus puntos débiles, sus falencias afectivas y sus traumas.
Por mi parte, en mi mediocridad, vivo intensamente, trabajo duramente por lo que quiero, cuando no sé algo busco la información que necesito, hablo con las personas adecuadas, así me enseñaron y así lo hago desde que tengo uso de razón. Algo muy importante, confío en mi y cuando tomo una decisión, lo hago con todas sus consecuencias, asumo los riesgos y los miedos, me hago responsable. Con nuestros aciertos y nuestros errores, somos los que en definitiva movemos el mundo, los que votamos a otros mediocres para que nos guíen, los que arriesgamos y ponemos en juego nuestras familias, nuestras pertenencias, nuestras vidas.
Sí, somos esa mayoría de personas que con nuestra mediocridad, logramos que las cosas funcionen, que todo siga su curso. Sí, somos esos esforzados, sufridores y valerosos seres.
Les mando un abrazo!!!!!
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