Es un espacio para compartir mi visión de la Felicidad y sus vínculos con todos los aspectos de la vida, el hogar, el amor, los afectos, el trabajo, la sociedad, la política, la educación, la economía, la ciencia, la empresa y más.
La Felicidad es una tarea individual y colectiva, requiere un esfuerzo constante de todos nosotros, se relaciona e influye en todo, es un elemento vital para tener un mundo mejor.

lunes, 19 de diciembre de 2016

Felicidad, solidaridad y ...


Hace unos días en uno de mis post, les dije que escribiría algo sobre un tema que me llamó la atención mientras hacía algunas cosas por  Santiago. Mientras entrábamos en un parking con nuestro coche, vi en la entrada peatonal a una señora mendigando, cinco minutos más tarde salíamos caminando por esa entrada peatonal y ella ya no estaba, pero en su lugar había un señor también mendigando.

Luego mientras recorría las calles de Santiago, me encontré a aquella señora mendigando a 200 metros del primer sitio. Lo que quiero destacar no es el hecho de la mendicidad, sino lo que me hizo pensar al respecto, teniendo en cuenta que en éstos días surgió la noticia de que unos padres utilizaron la enfermedad de su hija para pedir ayuda y luego resultó que habían juntado tanto dinero que continuaron con el tema, pues resultaba muy rentable.

Y ese es el asunto que una situación que requiere de la solidaridad de todos, comienza con una buena intención, pero luego cuando los beneficiarios de esa solidaridad se acostumbran a ella, parece que debe ser para siempre y se transforma en algo imposible de detener y además insostenible para quienes hacen su aporte.

En esto incluyo además a las ong y otras organizaciones que utilizan la solidaridad como excusa, intentan tocar nuestra fibra intima, buscando sin escrúpulos el sentimiento de culpa para lograr nuestra colaboración. Además se pueden incluir los planes de redistribución de la riqueza que hacen algunos países, que también con un principio loable terminan generando bolsones de personas acostumbradas a ser mantenidas por el estado sin contrapartida real.


Esto no es un llamado a la insolidaridad, yo ayudo a mi manera como muchas personas, básicamente a quien golpea mi puerta pidiendo, les doy lo que pueda tener disponible en materia de comida (fruta, pan, o lo que tenga en casa) y si bien la mayoría lo agradece y se lo lleva, en alguna ocasión, me han dejado lo que les entregué a un lado de la ventana. Evidentemente buscaban dinero, lo que sí cuestiono y reclamo es por el mal uso de nuestros aportes, por el abuso de nuestros sentimientos y emociones.

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