Es un espacio para compartir mi visión de la Felicidad y sus vínculos con todos los aspectos de la vida, el hogar, el amor, los afectos, el trabajo, la sociedad, la política, la educación, la economía, la ciencia, la empresa y más.
La Felicidad es una tarea individual y colectiva, requiere un esfuerzo constante de todos nosotros, se relaciona e influye en todo, es un elemento vital para tener un mundo mejor.

martes, 25 de octubre de 2016

Felicidad y viajes


Hoy por la mañana temprano a eso de las nueve menos cuarto salimos del hotel con rumbo estación central de Praga, para subirnos al tren que nos iba a trasladar hasta Salzburgo. Llegamos a tiempo y debimos esperar a que indicaran el andén para poder embarcar con suficiente tiempo, hasta aquí todo bien.

Subimos al vagón, nos acomodamos en nuestros lugares, colocamos las maletas en su lugar y nos dispusimos a disfrutar del viaje hasta Linz en primera instancia, donde deberíamos hacer un transbordo a otro tren para dirigirnos al destino. Así fueron transcurriendo las primeras horas hasta que promediando las once y media de la mañana, nos indican que debemos bajarnos del tren y subir a un autobús para hacer un cambio de tren.

A todo esto, los pasajeros que allí nos encontrábamos quedamos desconcertados pues el guarda pasó de largo y solo habló en checo, no hubo manera de que nos explicara en inglés lo que sucedía. Afortunadamente una chica del país que viajaba con nosotros nos explico la situación y fuimos bajando uno a uno en una estación en el medio del monte atravesando las vías férreas con cuidado para no caernos y partirnos una pierna.

Estábamos amontonados en un descampado al lado del camino y a los cinco minutos llegaron dos buses de esos dobles, tipo los que usan en los aeropuertos, nos abrieron las puertas y sin mediar palabra subimos como corderos con destino incierto. Después de algo más de media hora llegamos a un pueblo y nos dejaron enfrente a otra estación de tren, allí miramos la salidas y vimos una casi inmediata para nuestro destino y todos a correr.

Nos subimos al nuevo tren, nos acomodamos más o menos como pudimos, hasta que arrancó y apareció el nuevo guarda, nos pidió los boletos y al momento nos indicó un inconveniente que debía consultar con su supervisor. Al momento llegó el y el superior quien nos aclaró que el boleto era de otra compañía y que ellos no lo aceptaban. Teníamos dos opciones o nos bajábamos en la estación siguiente o pagábamos un nuevo boleto. 


En principio pensamos en bajarnos, pero luego considerando que llegaríamos a destino casi a la hora en que esperábamos llegar en primera instancia, decidimos pagar el nuevo boleto y llegar temprano a Salzburgo. Finalmente un acierto y una experiencia distinta, nunca nos había pasado algo así, de casi quedar tirados en el monte, a que nos bajaran del tren por no tener boleto, jejeje.

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