Feliz anochecer

Después de una nueva caminata por la playa antes de que obscureciera, al llegar a casa nos encontramos con un pichón de mirlo que se cayó del nido. Rosa inmediatamente se puso manos a la obra y ahí la tienen, en lugar de ponerse a regar, se puso a alimentar al pájaro, además le armó un nido y lo puso en uno de los árboles del jardín. Todo lo que hacía le salía de lo más profundo de su ser, con amor, alegría, ilusión, optimismo y felicidad, por aquello de que todos alguna vez nos hemos caído del nido y solo pudimos salir gracias a que alguien nos dio una mano. Que tengan una buena noche, mañana volvemos al camino.