Es un espacio para compartir mi visión de la Felicidad y sus vínculos con todos los aspectos de la vida, el hogar, el amor, los afectos, el trabajo, la sociedad, la política, la educación, la economía, la ciencia, la empresa y más.
La Felicidad es una tarea individual y colectiva, requiere un esfuerzo constante de todos nosotros, se relaciona e influye en todo, es un elemento vital para tener un mundo mejor.

viernes, 17 de julio de 2015

Felicidad, turnos y después



Hoy esperando mi turno en una entidad bancaria de Noia, me sucedió algo que quiero mencionar, pues tiene que ver con el respeto a las normas de convivencia en sociedad y a la felicidad. Así fue que saqué el número 9 y en ese momento las cajeras estaban atendiendo al 89 de la serie anterior.

A todos nos gusta que nos atiendan lo más rápidamente posible, pero cuando toca esperar, pues hay que hacerlo y nada más. Tenía unas veinte personas delante y me dispuse a aguardar tranquilamente. Entre las personas que fueron llegando, una chica muy joven recogió su número  y comentó algo con unas personas respecto a la cantidad de gente y los números que tenían, a ella le tocó el 16.

Como siempre pasa, mucha gente se cansa de esperar y se marcha, por lo que los turnos iban pasando muy rápido, hasta que luego de unos quince minutos saltaron varios seguidos y la chica, muy despierta intentó pasar antes de tiempo, a lo cual reaccioné indicándole que no era su turno y que debía esperar, pues en mi caso seguramente habría más personas antes que ella.

No le gustó mucho mi reproche y se justificó argumentando que le parecía tonto no aprovechar la ocasión, a lo cual le respondí que debía respetar su turno y el de los demás, relajarse y esperar tranquilamente, pues inteligentes somos más o menos todos.  Inmediatamente los números sucedieron y tocó el 7 al que respondió un señor mayor, quien no se había manifestado ante el suceso con la chica y luego casi enseguida mi turno.

En otra situación, si no hubiera visto a la chica llegar y recoger su número, ni siquiera hubiera hablado, pero ocurrió que si y cuando uno ve algo y no actúa para intentar corregir la injusticia, pasa a ser cómplice, facilitador del suceso y claramente no tiene derecho a quejarse luego. Impedir que se lleven a cabo injusticias si uno es testigo de ellas, también es parte del ser feliz.

La foto, es de hace unos días en el puerto de Aguiño.

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