Es un espacio para compartir mi visión de la Felicidad y sus vínculos con todos los aspectos de la vida, el hogar, el amor, los afectos, el trabajo, la sociedad, la política, la educación, la economía, la ciencia, la empresa y más.
La Felicidad es una tarea individual y colectiva, requiere un esfuerzo constante de todos nosotros, se relaciona e influye en todo, es un elemento vital para tener un mundo mejor.

martes, 26 de mayo de 2015

Felicidad ventas y después


La venta es vital para toda empresa, es lo que mueve, lo que da vida, lo que alegra, ilusiona y da felicidad, en eso estamos todos de acuerdo, sin ventas cualquier negocio sucumbe rápidamente. Por lo cual el área comercial es responsable de mantener e incrementar en lo posible la facturación, pero no solo ellos, todos los integrantes de la empresa deben involucrarse en dicha tarea y pensar en función del cliente, que nos da la vida.

Uno de los problemas del comercio actual, es justamente que se piensa demasiado en la cifra de ventas y no en quien compra. Ese cliente que nos distingue con su acción de comprar nuestros productos, con la esperanza de ser feliz, ese cliente que requiere nuestra atención constante, para continuar en la órbita de nuestros productos, a quien se pretende fidelizar con espejitos de colores.

Hoy tenemos clientes cada día más expertos, más exigentes, más preparados, y si bien algunos tipos de espejitos todavía funcionan, en su mayor parte ya no lo hacen y en algunos casos son contraproducentes. En la actualidad, se requieren productos y/o servicios más flexibles, así como una atención más personalizada, casi a medida.

Yo como cliente, quiero obtener productos y/o servicios cada vez mejores y a un precio menor o igual. Aquí es donde normalmente se equivocan muchas empresas, fundamentalmente las de servicios, venden un servicio a un precio, y luego te ofrecen novedades que implican a su vez un mayor precio. En éste momento aparece la competencia con una oferta especial por ese servicio a un menor precio y la empresa se pierde un cliente, al que intenta mantener luego ofreciéndole lo mismo que el nuevo.


En ese momento perdimos la confianza del cliente, en realidad antes, pues no hicimos nada para mantenerlo, simplemente mientras pagaba la cuota y seguía siendo cliente, continuábamos ofreciéndole novedades para incrementar la cuota, cuando lo inteligente hubiera sido ofrecerle una mejora del servicio, sin costos extra. Los clientes no quieren enterarse por terceros, que existe algo mejor, y menos que tú podías ofrecerlo y no lo hiciste. Así fidelizamos a los clientes con seguridad, y claramente con un costo menor.

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