Todos los años en esta época, los incendios son habituales y en veranos muy calurosos y secos como el presente, se convierten en algo constante y peligroso, no solo para los montes y la naturaleza en general, también para los pueblos y sus habitantes que muchas veces son rodeados por las llamas.
Cuando hacemos un análisis de los datos, vemos que la gran mayoría de los incendios, son provocados por el hombre. Muchas personas tienen por costumbre, una mala práctica para eliminar los restos vegetales, quemar esos residuos es habitual en gran cantidad de lugares, sin tener en cuenta la época del año, ni los riesgos que implica.
Esas personas, creen tener la capacidad de controlar cualquier situación y se sienten dominadores del fuego, pero el exceso de confianza y la mala elección del lugar y el momento terminan generando el infierno. Pero además, existen otras personas más peligrosas, quienes provocan los incendios deliberadamente, para hacer daño, por puro placer personal.
Esos pirómanos en su acción, solo generan placer o felicidad para si mismos, dejando para los demás, daño, miedo, tristeza, desazón, pena, dolor y algunas veces muerte. Todo eso que nos requiere un redoblado esfuerzo para continuar, para poder seguir el sendero vital que cada jornada nos genere esa necesaria alegría de vivir a pesar de…
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